El 22 de octubre de 2014 se sancionó la ley 26.997 que transformó al Instituto Universitario Nacional del Arte en Universidad Nacional de las Artes. Este cambio de denominación permitió legitimar el lugar central que la UNA ha ocupado en la producción de conocimiento, la investigación, la creación artística y la formación de profesionales, artistas, investigadores y docentes.
Los últimos años fueron difíciles, resultó indispensable reorganizar las actividades, armonizando el quehacer educativo con los retos de la salud y la construcción de respuestas políticas que abarcaron garantías de equidad en el acceso a la educación. Se puso de manifiesto la dimensión pedagógica del trabajo, ya que evoca el aprendizaje continuo, la autoevaluación, la generación de valores, la visión prospectiva: aprender para comprender, comprender para reorientar, reorientar para mejorar, evaluar para recomenzar.
A pesar del gran desafío de los años de pandemia para nuestra Universidad, que no fue concebida para la virtualidad, gracias al trabajo conjunto de docentes, nodocentes y gestión, logró reinventarse para seguir formando, capacitando, produciendo y creando.
Hoy nos preparamos para un nuevo desafío: volver paulatinamente a la presencialidad, sin desatender todos los desarrollos vinculados a la virtualidad, que ha llegado para quedarse. Por ello, se está trabajando e invirtiendo en todo lo que es necesario para poder tener aulas híbridas, que cumplan estrictamente con los protocolos de cuidado para docentes, nodocentes y estudiantes.
Estamos cada vez más cerca de volver a los espacios que queremos ocupar: aulas, escenarios, jornadas, congresos, festivales. Con responsabilidad y alegría volveremos a retomar todas las actividades que nos constituyen.
A pesar del gran desafío de los años de pandemia para nuestra Universidad, que no fue concebida para la virtualidad, gracias al trabajo conjunto de docentes, nodocentes y gestión, logró reinventarse para seguir formando, capacitando, produciendo y creando.
Hoy nos preparamos para un nuevo desafío: volver paulatinamente a la presencialidad, sin desatender todos los desarrollos vinculados a la virtualidad, que ha llegado para quedarse. Por ello, se está trabajando e invirtiendo en todo lo que es necesario para poder tener aulas híbridas, que cumplan estrictamente con los protocolos de cuidado para docentes, nodocentes y estudiantes.
Estamos cada vez más cerca de volver a los espacios que queremos ocupar: aulas, escenarios, jornadas, congresos, festivales. Con responsabilidad y alegría volveremos a retomar todas las actividades que nos constituyen.