En una nueva edición del 8M y el Paro Internacional Feminista, la Universidad Nacional de las Artes invita a movilizarse en defensa de los derechos conquistados y contra el hambre, el saqueo y la crueldad.
Hace 50 años, en 1975, la ONU estableció el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer". Esta denominación fue fruto de una larga lucha del colectivo de mujeres por la conquista de derechos. Con el tiempo, esta fecha se volvió a resignificar y, en 2017, se consolidó como el Paro Internacional Feminista. Esta propuesta consistió en convocar a un cese de actividades -tanto en empleos remunerados como en las tareas de cuidado y sostenimiento de la vida- visibilizando así el valor del trabajo no reconocido que históricamente recae sobre las mujeres y diversidades.
Un 8M que trasciende lo simbólico
En Argentina, la avanzada contra la llamada "ideología de género" refleja un retroceso en los derechos conquistados por mujeres y diversidades, no solo en el plano discursivo, sino también a través de medidas concretas. La prohibición de la perspectiva de género en la administración pública, el desmantelamiento del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, el cierre del INADI y el desfinanciamiento de programas clave, como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia, afectan directamente el acceso y ejercicio de derechos fundamentales. Además en 2024, se eliminó la moratoria previsional, medida que -a partir de su vencimiento este 23 de marzo- afectará especialmente a las mujeres, quienes históricamente han tenido trayectorias laborales marcadas por la informalidad y el trabajo de cuidados no remunerado, dificultando su acceso a la jubilación.
A su vez, en lo que va de 2025, se anunciaron nuevas iniciativas que podrían profundizar este retroceso, como la eliminación de la figura de feminicidio en el Código Penal, la derogación de las leyes de paridad de género y restricciones en el reconocimiento de la identidad de género. También han cobrado fuerza discursos (como el desarrollado por el presidente en el Foro Económico Mundial de Davos) que buscan desacreditar las luchas feministas y disidentes, junto con amenazas de censura cultural y educativa. De concretarse estas medidas, se consolidaría un ataque estructural contra los derechos de las mujeres y diversidades, afectando su acceso a la igualdad y el pleno ejercicio de su ciudadanía.
Cada recorte en educación, salud y políticas de género representa un retroceso en la garantía de derechos. El 8M nos convoca a denunciar la violencia, a enfrentar la precarización laboral y a exigir el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados. También nos moviliza a organizarnos, a construir redes y a sostenernos en comunidad para seguir exigiendo un mundo donde todas las vidas importen.
En este contexto, la Universidad Nacional de las Artes reafirma su compromiso con la defensa de los derechos conquistados y se suma al llamado a la movilización, compartiendo algunas de las consignas principales de este 8M:
- Marchamos para que la figura de femicidio se quede en el Código Penal.
- Marchamos porque el Estado niega la violencia de género mientras hay un femicidio cada 26 horas.
- Marchamos porque en 2024 283 mujeres fueron víctimas de femicidio.
- Marchamos porque todavía existe una brecha en las tareas de cuidado.
- Marchamos porque sin moratorias previsionales 9 de cada 10 mujeres no se van a poder jubilar.
- Marchamos por todos los ataques de lesboodio que fueron noticia, y los que no también.
- Marchamos porque gracias a la ESI el 80% de las infancias que sufrieron abuso pudieron contarlo.
Un 8M que trasciende lo simbólico
En Argentina, la avanzada contra la llamada "ideología de género" refleja un retroceso en los derechos conquistados por mujeres y diversidades, no solo en el plano discursivo, sino también a través de medidas concretas. La prohibición de la perspectiva de género en la administración pública, el desmantelamiento del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades, el cierre del INADI y el desfinanciamiento de programas clave, como el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia, afectan directamente el acceso y ejercicio de derechos fundamentales. Además en 2024, se eliminó la moratoria previsional, medida que -a partir de su vencimiento este 23 de marzo- afectará especialmente a las mujeres, quienes históricamente han tenido trayectorias laborales marcadas por la informalidad y el trabajo de cuidados no remunerado, dificultando su acceso a la jubilación.
A su vez, en lo que va de 2025, se anunciaron nuevas iniciativas que podrían profundizar este retroceso, como la eliminación de la figura de feminicidio en el Código Penal, la derogación de las leyes de paridad de género y restricciones en el reconocimiento de la identidad de género. También han cobrado fuerza discursos (como el desarrollado por el presidente en el Foro Económico Mundial de Davos) que buscan desacreditar las luchas feministas y disidentes, junto con amenazas de censura cultural y educativa. De concretarse estas medidas, se consolidaría un ataque estructural contra los derechos de las mujeres y diversidades, afectando su acceso a la igualdad y el pleno ejercicio de su ciudadanía.
Cada recorte en educación, salud y políticas de género representa un retroceso en la garantía de derechos. El 8M nos convoca a denunciar la violencia, a enfrentar la precarización laboral y a exigir el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados. También nos moviliza a organizarnos, a construir redes y a sostenernos en comunidad para seguir exigiendo un mundo donde todas las vidas importen.
En este contexto, la Universidad Nacional de las Artes reafirma su compromiso con la defensa de los derechos conquistados y se suma al llamado a la movilización, compartiendo algunas de las consignas principales de este 8M:
- Marchamos para que la figura de femicidio se quede en el Código Penal.
- Marchamos porque el Estado niega la violencia de género mientras hay un femicidio cada 26 horas.
- Marchamos porque en 2024 283 mujeres fueron víctimas de femicidio.
- Marchamos porque todavía existe una brecha en las tareas de cuidado.
- Marchamos porque sin moratorias previsionales 9 de cada 10 mujeres no se van a poder jubilar.
- Marchamos por todos los ataques de lesboodio que fueron noticia, y los que no también.
- Marchamos porque gracias a la ESI el 80% de las infancias que sufrieron abuso pudieron contarlo.