Día de la visibilidad lésbica: una fecha de lucha y celebración

Día de la visibilidad lésbica: una fecha de lucha y celebración

El 7 de marzo se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica, debido al asesinato lesboodiante de “Pepa” Gaitán ocurrido en la provincia de Córdoba durante 2010. Hoy, siguen siendo múltiples los motivos por los cuales los movimientos feministas y LGBTIQ+ continúan luchando en pos de un panorama menos discriminatorio y más equitativo.
Conocer la historia de “Pepa” Gaitán es el primer paso hacia el reconocimiento de las violencias y discriminaciones ejercidas hacia identidades lésbicas en el país. “Pepa”, como le gustaba ser nombrada, era una militante social y activista cordobesa de 27 años, a quien el padrastro de su novia le quitó la vida en el año 2010, debido a desaprobar el vínculo lésbico que tenía con su hija. Sin embargo, a pesar de los reclamos del activismo LGBTIQ+ en pos de caratular judicialmente el hecho como lesbodiante, los jueces denominaron al mismo como “homicidio simple agravado por uso de armas de fuego”. Graciela Vázquez, la madre de “Pepa”, ha mencionado numerosas veces a los medios de comunicación que su hija había sido asesinada por lesbiana y chonga. Un castigo directo a la salida del clóset y, en especial, dirigido a aquellas masculinidades lésbicas que no se corresponden a la feminidad esperada social y culturalmente.

A partir de esta situación, el movimiento de la diversidad y disidencia sexual comenzó a nombrar cada 7 de marzo como el Día de la Visibilidad Lésbica. Un día de lucha contra el lesbo-odio, así como también de visibilización sobre las diferentes formas de violencia y discriminación vivenciadas por quienes pertenecen al colectivo lésbico. Romper los cercos del silencio y la invisibilidad histórica de la comunidad LGBTIQ+ es uno de los principales objetivos, y a su vez, dar cuenta de las múltiples acciones lésbicas a lo largo de nuestra historia.

El acceso a un trato digno con las familias de origen que no implique exilios tempranos de sus hogares, conseguir un trabajo formal sin ser rechazadas por su identidad de género, poder culminar los estudios alejadas de situaciones discriminatorias, lograr obtener una atención médica en salud sexual y (no) reproductiva adecuada y “amigable”, son solo algunas de las realidades a las cuales se enfrentan diariamente las identidades lésbicas por el simple hecho de no formar parte de la heterosexualidad obligatoria, aquel concepto acuñado por Adrianne Rich: esa heterosexualidad institucionalizada y normativa que regula a quienes se mantienen dentro de sus límites, así como margina y sanciona a aquellas personas que están fuera de ellos.

Los vínculos entre las luchas históricas por los Derechos Humanos en el país, y las demandas específicas de la comunidad lésbica, pueden encontrarse en la última dictadura militar. val flores, desarrolla en su libro El sótano de San Telmo un recorrido por las formas de organización política y clandestina de las identidades lésbicas, que sentaron un antecedente de suma importancia para los debates que se mantienen en el presente sobre cómo generar sociedades libres de violencia y discriminación.

Uno de los casos más recientes y relevantes en materia de lesboodio se encuentra en “Higui” de Jesús, quien fuera atacada en 2016 por una patota de varones que quisieron abusar sexualmente de ella para corregirla. Ella se defendió con un cuchillo que llevaba y mató a uno de sus nueve agresores, generándole en consecuencia un encarcelamiento durante siete meses por defenderse legítimamente. Luego de varios años, el 17 de marzo del 2022 fue absuelta, mientras festejaban activistas y colectivos tanto feministas como LGBTIQ+ en la entrada de los Tribunales de San Martín.

A partir de estas experiencias, se pueden empezar a diagramar las particularidades de las vivencias lésbicas en sus terrenos teóricos y políticos, con el fin de comprender al lesbianismo como una identidad y no meramente una orientación sexual, vinculada a la historia de los movimientos sociales en el país. Numerosos son los ejemplos de legislaciones internacionales y nacionales que promueven la no discriminación, la igualdad y equidad entre los géneros, así como también las universidades que deciden crear políticas específicas en línea con estos principios. La Universidad Nacional de las Artes, mediante la gestación de capacitaciones en género y diversidad “Ley Micaela”; la creación del Protocolo para la atención de la violencia de género, el acoso sexual y la discriminación basada en razones de género u orientación sexual; los títulos no binarios; la Guía pra un uso de Lenguaje Inclusivo; entre muchas otras medidas dirigidas a mujeres y diversidades, tienen el objetivo de fomentar espacios más inclusivos, igualitarios y libres de discriminación.

La Universidad Nacional de las Artes tiene conocimiento de que el avance hacia un paradigma igualitario en la Universidad implica un trabajo minucioso de desestabilización en los estereotipos y preconceptos que adoptamos culturalmente. Por este motivo, desde la Secretaría de Igualdad, Derechos y Diversidad se propone como horizonte nombrar, visibilizar y promover el respeto hacia todas aquellas identidades por fuera de la heterocisnorma.


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