Haroldo Conti: el compromiso de ser escritor

“Como intelectual me siento obligado a asumir responsabilidades, a señalar este o aquel camino. Es lo que la gente espera de nosotros. Nuestro coraje o nuestra debilidad es el coraje o la debilidad de un pueblo” dijo Haroldo Conti una vez. Y podría pensarse que esta frase define su obra, su lucha.
Nació en 1925 en Chacabuco, fue seminarista, empleado de banco, piloto civil, camionero, constructor de un velero, náufrago, profesor de literatura, periodista, guionista y escritor. El eclecticismo de Conti también se reflejaba en su obra, producto de las influencias más diversas, desde las instituciones religiosas por las que pasó hasta los pensadores como Heidegger, Sartre y Calderón de la Barca.

Haroldo Conti no construía su imagen de escritor a partir de sus lecturas, de una vasta biblioteca sino desde otro lugar “Yo comencé con el cine, me inicié en el viejo club ‘Gente de cine’ que luego fue ‘Cinemateca Argentina’. Yo era alumno de una escuela de pupilos y escribía los libretos de las funciones de títeres ya que en esa época no había cine” solía explicar.

Entre sus obras más representativas figuran” Sudeste “(1962), “Alrededor de la jaula” (1966) “En vida “(1971) y “Mascaró, el cazador americano” (1975) que fue prohibida por considerar que propiciaba la difusión de ideologías marxistas que atentarían contra “los principios sustentados por nuestra Constitución Nacional”. Entre sus cuentos más difundidos se encuentran “Los novios”, “La causa”,  “Perdido” y “Ad astra”. 

A lo largo de su carrera, recibió varios reconocimientos: en 1962 obtuvo el Premio Fabril por “Sudeste”,  en 1971 el Premio Barral de novela en España por “En vida” y en 1975 el Premio Casa de las Américas en Cuba por “Mascaró”.

“Podríamos decir que en la trayectoria literaria de  Haroldo Conti la búsqueda estética y la preocupación política fueron dos brújulas centrales” explica Carlos Dámaso Martínez, escritor y docente de Crítica de Artes del Instituto Universitario Nacional del Arte. “En la producción narrativa tuvo algunos cambios notables, en sus dos últimos libros, especialmente en 'Mascaró', no sólo exploró ciertas formas del llamado realismo mágico, sino que también, como escribió Eduardo Romano, la soledad y la melancolía de sus personajes principales de los libros anteriores, se convierten en un sentimiento de comunidad que se traduce en  la acción solidaria”.

Por último, Martínez agrega  “En lo ideológico, como muchos otros escritores latinoamericanos de los años sesenta y setenta, apoyó la Revolución Cubana y buscó el compromiso político más allá de la literatura, en la militancia. Coherente con esta decisión de vida, en una entrevista expresó su deseo de alcanzar el ideal de ser un escritor comprometido en su totalidad”.

En la madrugada del 5 de mayo de 1976, Conti regresaba a su casa con la que era su segunda esposa, Marta Scavac. Haroldo fue detenido, secuestrado y trasladado al centro clandestino de detención, tortura y exterminio conocido como “El Vesubio”. Al día de hoy continúa desaparecido.

El 14 de julio de 2011 se conocerán las sentencias de siete represores, ex integrantes de las Fuerzas Armadas, acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en el mismo centro de detención en el que estuvo secuestrado el escritor. Hoy, más que nunca, resuenan sus palabras “Mi obra es una obsesiva lucha contra el tiempo, contra el olvido de los seres y las cosas”.
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