En el marco de UNIART se realizó la mesa redonda “Arte y Vida Cotidiana” en el Centro Cultural Borges.
En la Sala Bioy Casares del Centro Cultural Borges se llevó a cabo el 3 de septiembre la mesa “Arte y Vida Cotidiana” con la presencia de la Doctora Marita Soto, profesora e Investigadora UBA-IUNA, el Licenciado Federico Baeza, docente e investigador del IUNA y Ricardo Blanco, Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes. La mesa fue coordinada por Oscar Steimberg, Secretario Académico del IUNA y docente UBA-IUNA.
Durante su exposición, Marita Soto explicó los alcances de sus proyectos de investigación que indagan las estéticas de la vida cotidiana especialmente en aquellos espacios en los cuales el objeto no se propone como arte o como producto artístico. “Comenzamos nuestro trabajo tratando de resolver como planteo teórico si era posible y en base a qué decir que muchos de los atributos que encontrábamos en las operaciones de esos actores sociales eran susceptibles de recibir el atributo de estético. De manera que hubo un primer tiempo que tenía que ver con esto: despejar si era posible o no atribuir esta cualidad”, señaló.
Con este fin, una primera etapa de la investigación, que se viene desarrollando desde 2004, el equipo dirigido por Soto se ocupó de las operaciones, “es decir, ir a distintos hogares tomando como muestras uno de clase media con aproximación estética en sus actividades, uno en la Villa La Cárcova y otro ejemplo en que no había actividad estética, no en su formación sino en su actividad propiamente dicha: fuimos a casas de fotógrafos, artistas, artesanos, pintores diseñadores para observar esta producción en estos hogares y hacer un relevamiento de lo que ocurría y poder operar y formalizar las operaciones estéticas encontradas”.
En este sentido, la profesora del Área Transdepartamental de Crítica de Artes del IUNA explicó que es importante en la vida cotidiana entender que estos actores sociales hacen y observan, miran y gustan, deciden y después ven su obra, están a la vez en una doble articulación entre ser el productor y ser el espectador de la propia obra, aspecto que se vincula con la etapa en la que la investigación se encuentra actualmente, donde se realizan entrevistas a los sujetos empíricos. Al respecto expresó que “vuelve a producirse esa oscilación entre producción y reconocimiento, pero entra en juego la dimensión del sujeto estético, que no necesariamente coincide con el sujeto empírico sino que es el ‘yo’ que se plasma en alguna elección estética”.
En su trabajo de investigación, Marita Soto encontró hasta el momento que en la elección del lugar en el que viven los entrevistados hay una fuerte carga estética que aparece bajo la forma de una manifestación ideológica. También entran en esta elección un componente de vinculaciones sinestésicas, “una relación entre pasión y discurso, entre sensorialidades cruzadas”, una evocación de los espacios de la infancia o la repetición de los patrones de estructura espacial. “La vida cotidiana es ‘vida-relato’ en tanto se narra mientras se va viviendo. Estas narrativas permiten suturar lo arbitrario, lo gratuito, lo inconexo. Se trata para nosotros, como objetivo, de poder comprender la manera en que estas narrativas individuales cosen o suturan estas irregularidades o asperezas de la vida cotidiana”, concluyó.
A continuación, el Licenciado Federico Baeza disertó sobre el cruce entre arte y vida cotidiana en las prácticas artísticas contemporáneas. Al respecto explicó cómo se producen efectos de lectura sobre las prácticas estéticas de la cotidianidad: “La relación entre arte y vida cotidiana es compleja porque en un punto ha sido negada: el paradigma arte-vida no se refiere a vida cotidiana. La idea de vida para las vanguardias y, en cierta medida, las neovanguardias de los años ‘60 y ‘70 era de una vida de excepcionalidad, no ordinaria, no cotidiana. En los últimos 30 años la vida cotidiana se vuelve un elemento fundamental en la reflexión de las artes visuales”, dijo.
Para el docente e investigador del IUNA, la lectura que las artes hacen de lo cotidiano no es la de una referencialización o una tematización. Al respecto, Federico Baeza señaló que “es más productivo pensar esta lectura desde la idea de ficcionalización: las artes visuales ficcionalizan la vida cotidiana en tanto figuración, la cual no tiene que ver con el par verdadero-falso sino que es un fenómeno de producción de lo real en tanto configuración discursiva. Esto se ve claramente en la gran cantidad de prácticas artísticas que cuestionan lo documental, como la docuficción”.
Con un recorrido por la obra reciente de los artistas argentinos contemporáneos Leo Estol, Diego Bianchi y Luciana Lamote, en la que es posible identificar, entre otros aspectos relacionados con el cruce entre las esferas del arte y la vida cotidiana, la idea de uso como un corrimiento en estas prácticas. “Lo cotidiano es inmediatez, una contigüidad, una indicialidad en lo espacial, y una repetición, una reiteración o un acontecimiento en lo temporal. Arte y vida cotidiana son términos que se están autodefiniendo uno con otro”, indicó Baeza.
Por último, el presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes, Ricardo Blanco caracterizó al diseño en tanto práctica y resultado en objetos utilitarios como un vehículo válido de la experiencia estética. “Yo considero en este sentido a los objetos de diseño que pueden ser percibidos como objetos de arte dado que no todos los objetos de uso son objetos de diseño en sí mismos. Heidegger habla de la cosa, lo útil y la obra de arte; entre lo útil y la obra yo ubico al diseño”, dijo.
Según Blanco, los objetos de uso son considerados diseño si cumplen con ciertos requisitos técnico-productivos, funcionales y estético-formales a los que se les agrega el hecho de ser realizado por un diseñador, o sea un autor consciente de que está haciendo un diseño. A partir de esto podemos pensar como se presenta un objeto de arte en la vida cotidiana tomando en cuenta que ese objeto es un diseño. Los objetos de uso pueden ser reconocidos como piezas de arte que participan cotidianamente en nuestras vidas desde tres perspectivas: “mediante el uso concreto, desde lo perceptivo, ya que su percepción manual y visual también pueden ser enriquecedoras estéticamente, y como un diseño propiamente dicho, un elemento reivindicado como un paradigma del diseño porque está dentro de su propia categoría estética”.
Durante su exposición, Marita Soto explicó los alcances de sus proyectos de investigación que indagan las estéticas de la vida cotidiana especialmente en aquellos espacios en los cuales el objeto no se propone como arte o como producto artístico. “Comenzamos nuestro trabajo tratando de resolver como planteo teórico si era posible y en base a qué decir que muchos de los atributos que encontrábamos en las operaciones de esos actores sociales eran susceptibles de recibir el atributo de estético. De manera que hubo un primer tiempo que tenía que ver con esto: despejar si era posible o no atribuir esta cualidad”, señaló.
Con este fin, una primera etapa de la investigación, que se viene desarrollando desde 2004, el equipo dirigido por Soto se ocupó de las operaciones, “es decir, ir a distintos hogares tomando como muestras uno de clase media con aproximación estética en sus actividades, uno en la Villa La Cárcova y otro ejemplo en que no había actividad estética, no en su formación sino en su actividad propiamente dicha: fuimos a casas de fotógrafos, artistas, artesanos, pintores diseñadores para observar esta producción en estos hogares y hacer un relevamiento de lo que ocurría y poder operar y formalizar las operaciones estéticas encontradas”.
En este sentido, la profesora del Área Transdepartamental de Crítica de Artes del IUNA explicó que es importante en la vida cotidiana entender que estos actores sociales hacen y observan, miran y gustan, deciden y después ven su obra, están a la vez en una doble articulación entre ser el productor y ser el espectador de la propia obra, aspecto que se vincula con la etapa en la que la investigación se encuentra actualmente, donde se realizan entrevistas a los sujetos empíricos. Al respecto expresó que “vuelve a producirse esa oscilación entre producción y reconocimiento, pero entra en juego la dimensión del sujeto estético, que no necesariamente coincide con el sujeto empírico sino que es el ‘yo’ que se plasma en alguna elección estética”.
En su trabajo de investigación, Marita Soto encontró hasta el momento que en la elección del lugar en el que viven los entrevistados hay una fuerte carga estética que aparece bajo la forma de una manifestación ideológica. También entran en esta elección un componente de vinculaciones sinestésicas, “una relación entre pasión y discurso, entre sensorialidades cruzadas”, una evocación de los espacios de la infancia o la repetición de los patrones de estructura espacial. “La vida cotidiana es ‘vida-relato’ en tanto se narra mientras se va viviendo. Estas narrativas permiten suturar lo arbitrario, lo gratuito, lo inconexo. Se trata para nosotros, como objetivo, de poder comprender la manera en que estas narrativas individuales cosen o suturan estas irregularidades o asperezas de la vida cotidiana”, concluyó.
A continuación, el Licenciado Federico Baeza disertó sobre el cruce entre arte y vida cotidiana en las prácticas artísticas contemporáneas. Al respecto explicó cómo se producen efectos de lectura sobre las prácticas estéticas de la cotidianidad: “La relación entre arte y vida cotidiana es compleja porque en un punto ha sido negada: el paradigma arte-vida no se refiere a vida cotidiana. La idea de vida para las vanguardias y, en cierta medida, las neovanguardias de los años ‘60 y ‘70 era de una vida de excepcionalidad, no ordinaria, no cotidiana. En los últimos 30 años la vida cotidiana se vuelve un elemento fundamental en la reflexión de las artes visuales”, dijo.
Para el docente e investigador del IUNA, la lectura que las artes hacen de lo cotidiano no es la de una referencialización o una tematización. Al respecto, Federico Baeza señaló que “es más productivo pensar esta lectura desde la idea de ficcionalización: las artes visuales ficcionalizan la vida cotidiana en tanto figuración, la cual no tiene que ver con el par verdadero-falso sino que es un fenómeno de producción de lo real en tanto configuración discursiva. Esto se ve claramente en la gran cantidad de prácticas artísticas que cuestionan lo documental, como la docuficción”.
Con un recorrido por la obra reciente de los artistas argentinos contemporáneos Leo Estol, Diego Bianchi y Luciana Lamote, en la que es posible identificar, entre otros aspectos relacionados con el cruce entre las esferas del arte y la vida cotidiana, la idea de uso como un corrimiento en estas prácticas. “Lo cotidiano es inmediatez, una contigüidad, una indicialidad en lo espacial, y una repetición, una reiteración o un acontecimiento en lo temporal. Arte y vida cotidiana son términos que se están autodefiniendo uno con otro”, indicó Baeza.
Por último, el presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes, Ricardo Blanco caracterizó al diseño en tanto práctica y resultado en objetos utilitarios como un vehículo válido de la experiencia estética. “Yo considero en este sentido a los objetos de diseño que pueden ser percibidos como objetos de arte dado que no todos los objetos de uso son objetos de diseño en sí mismos. Heidegger habla de la cosa, lo útil y la obra de arte; entre lo útil y la obra yo ubico al diseño”, dijo.
Según Blanco, los objetos de uso son considerados diseño si cumplen con ciertos requisitos técnico-productivos, funcionales y estético-formales a los que se les agrega el hecho de ser realizado por un diseñador, o sea un autor consciente de que está haciendo un diseño. A partir de esto podemos pensar como se presenta un objeto de arte en la vida cotidiana tomando en cuenta que ese objeto es un diseño. Los objetos de uso pueden ser reconocidos como piezas de arte que participan cotidianamente en nuestras vidas desde tres perspectivas: “mediante el uso concreto, desde lo perceptivo, ya que su percepción manual y visual también pueden ser enriquecedoras estéticamente, y como un diseño propiamente dicho, un elemento reivindicado como un paradigma del diseño porque está dentro de su propia categoría estética”.