Desde el año 2016, se conmemora este día luego de trece años de intentos por parte de activistas y gobiernos de reconocer internacionalmente los derechos y la visibilidad de las personas intersex.
Esta fecha de lucha y reivindicación surge a partir de la primera manifestación pública de la Sociedad Intersex de América del Norte, en el año 1996 en Boston, EE.UU., en alianza con organizaciones travestis y trans que se convocaron frente a la convención anual de la Academia Americana de Pediatría. Este colectivo alzó su voz en contra de la estigmatización social, y particularmente en contra de las intervenciones quirúrgicas por los tratamientos médicos aún vigentes a niñas/os intersexuales, visibilizando los padecimientos que conlleva la reasignación sexual binaria a temprana edad.
Las personas intersexuales (mal nombradas como “hermafroditas”), son aquellas cuyas características físicas, anatómicas y componentes biológicos, gónadas, cromosomas, hormonas y genitalidad son ambiguos, es decir, no pueden ser valorados por la medicina ni como “machos” ni como “hembras”.
En base a la experiencia de los/as recién nacidos/as intersexuales, surge en el ámbito médico en Estados Unidos el concepto de “género” para luego ser reapropiado y resignificado por los estudios de las mujeres, de género, en sexualidades y por las militancias feministas.
Cuando hay un nacimiento es usual que lo primero que dice el médico o la médica es: “es una nena” (porque tiene vagina) o “es un nene” (porque tiene pene).
En la primera mitad del siglo XX, los/as médicos/as realizaban “tratamientos” (principalmente hormonales y quirúrgicos), a las personas intersexuales, con el fin de reasignarles un sexo definido y fueron quienes definieron lo que primero se llamó como “rol de género”.
Retomando las palabras de Elsa Dorling, las intervenciones consistían en intervenir los cuerpos intersexuales para asignarles no un sexo (ya que tenian uno) sino un “buen” sexo (macho o hembra).
En la actualidad, la comunidad intersexual hace tiempo viene denunciando a la comunidad médica y a los estados, por el avasallamiento de los derechos de las personas intersexuales a quienes someten a intervenciones quirúrgicas sumamente riesgosas sin su consentimiento.
Muchos de los testimonios de las personas intersexuales jóvenes y adultas dan cuenta del riesgo a la salud que conllevan las reasignaciones de sexo a los/as recién nacidos/as, ya que lo han transitado en primera persona. Esos riesgos se traducen en daños físicos, psicológicos, y en relación con el placer y la sexualidad.
Si a lo largo de las últimas décadas se ha establecido que la identidad de género no se encuentra determinada por la genitalidad o cualquier otro componente biológico, sigue vigente el reclamo de la Comunidad Intersexual de prohibir las intervenciones quirúrgicas de los/as bebés intersexuales que aún no han definido su identidad de género.
Datos de contacto
Secretaría de Igualdad, Derechos y Diversidad
rectorado.igualdad@una.edu.ar
Las personas intersexuales (mal nombradas como “hermafroditas”), son aquellas cuyas características físicas, anatómicas y componentes biológicos, gónadas, cromosomas, hormonas y genitalidad son ambiguos, es decir, no pueden ser valorados por la medicina ni como “machos” ni como “hembras”.
En base a la experiencia de los/as recién nacidos/as intersexuales, surge en el ámbito médico en Estados Unidos el concepto de “género” para luego ser reapropiado y resignificado por los estudios de las mujeres, de género, en sexualidades y por las militancias feministas.
Cuando hay un nacimiento es usual que lo primero que dice el médico o la médica es: “es una nena” (porque tiene vagina) o “es un nene” (porque tiene pene).
En la primera mitad del siglo XX, los/as médicos/as realizaban “tratamientos” (principalmente hormonales y quirúrgicos), a las personas intersexuales, con el fin de reasignarles un sexo definido y fueron quienes definieron lo que primero se llamó como “rol de género”.
“Para esos médicos, el desafío era reasignar un 'sexo' a un niño que testimoniaba una ambigüedad sexual de nacimiento. El problema no es que el cuerpo no tiene sexo o no es sexuado, lo es; el problema no es que el proceso fisioanatómico de sexuación no funcionó, funcionó; el problema, para los médicos, es que funcionó mal: no dio lugar a una identidad sexual identificable como 'macho' o 'hembra'”
(Dorling, 2009: 31)
(Dorling, 2009: 31)
Retomando las palabras de Elsa Dorling, las intervenciones consistían en intervenir los cuerpos intersexuales para asignarles no un sexo (ya que tenian uno) sino un “buen” sexo (macho o hembra).
En la actualidad, la comunidad intersexual hace tiempo viene denunciando a la comunidad médica y a los estados, por el avasallamiento de los derechos de las personas intersexuales a quienes someten a intervenciones quirúrgicas sumamente riesgosas sin su consentimiento.
Muchos de los testimonios de las personas intersexuales jóvenes y adultas dan cuenta del riesgo a la salud que conllevan las reasignaciones de sexo a los/as recién nacidos/as, ya que lo han transitado en primera persona. Esos riesgos se traducen en daños físicos, psicológicos, y en relación con el placer y la sexualidad.
Si a lo largo de las últimas décadas se ha establecido que la identidad de género no se encuentra determinada por la genitalidad o cualquier otro componente biológico, sigue vigente el reclamo de la Comunidad Intersexual de prohibir las intervenciones quirúrgicas de los/as bebés intersexuales que aún no han definido su identidad de género.
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Secretaría de Igualdad, Derechos y Diversidad
rectorado.igualdad@una.edu.ar