26 de octubre: Día Internacional de la Visibilidad Intersexual

Desde el año 2016, se conmemora este día luego de trece años de intentos por parte de activistas y gobiernos de reconocer internacionalmente los derechos y la visibilidad de las personas intersex.
Esta fecha de lucha y reivindicación surge a partir de la primera manifestación pública de la Sociedad Intersex de América del Norte, en el año 1996 en Boston, EE.UU., en alianza con organizaciones travestis y trans que se convocaron frente a la convención anual de la Academia Americana de Pediatría. Este colectivo alzó su voz en contra de la estigmatización social, y particularmente en contra de las intervenciones quirúrgicas por los tratamientos médicos aún vigentes a niñas/os intersexuales, visibilizando los padecimientos que conlleva la reasignación sexual binaria a temprana edad.

Las personas intersexuales (mal nombradas como “hermafroditas”), son aquellas cuyas características físicas, anatómicas y componentes biológicos, gónadas, cromosomas, hormonas y genitalidad son ambiguos, es decir, no pueden ser valorados por la medicina ni como “machos” ni como “hembras”.

En base a la experiencia de los/as recién nacidos/as intersexuales, surge en el ámbito médico en Estados Unidos el concepto de “género” para luego ser reapropiado y resignificado por los estudios de las mujeres, de género, en sexualidades y por las militancias feministas.

Cuando hay un nacimiento es usual que lo primero que dice el médico o la médica es: “es una nena” (porque tiene vagina) o “es un nene” (porque tiene pene).

En la primera mitad del siglo XX, los/as médicos/as realizaban “tratamientos” (principalmente hormonales y quirúrgicos), a las personas intersexuales, con el fin de reasignarles un sexo definido y fueron quienes definieron lo que primero se llamó como “rol de género”.
 
Para esos médicos, el desafío era reasignar un 'sexo' a un niño que testimoniaba una ambigüedad sexual de nacimiento. El problema no es que el cuerpo no tiene sexo o no es sexuado, lo es; el problema no es que el proceso fisioanatómico de sexuación no funcionó, funcionó; el problema, para los médicos, es que funcionó mal: no dio lugar a una identidad sexual identificable como 'macho' o 'hembra'”
(Dorling, 2009: 31)

Retomando las palabras de Elsa Dorling, las intervenciones consistían en intervenir los cuerpos intersexuales para asignarles no un sexo (ya que tenian uno) sino un “buen” sexo (macho o hembra).

En la actualidad, la comunidad intersexual hace tiempo viene denunciando a la comunidad médica y a los estados, por el avasallamiento de los derechos de las personas intersexuales a quienes someten a intervenciones quirúrgicas sumamente riesgosas sin su consentimiento.

Muchos de los testimonios de las personas intersexuales jóvenes y adultas dan cuenta del riesgo a la salud que conllevan las reasignaciones de sexo a los/as recién nacidos/as, ya que lo han transitado en primera persona. Esos riesgos se traducen en daños físicos, psicológicos, y en relación con el placer y la sexualidad.

Si a lo largo de las últimas décadas se ha establecido que la identidad de género no se encuentra determinada por la genitalidad o cualquier otro componente biológico, sigue vigente el reclamo de la Comunidad Intersexual de prohibir las intervenciones quirúrgicas de los/as bebés intersexuales que aún no han definido su identidad de género.


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