Como parte del proyecto “Arte, Cultura y Género” de la Secretaría de Extensión Cultural y Bienestar Estudiantil, desde el mes de septiembre venimos llevando adelante una serie de encuentros en el Museo de la Cárcova en los que convocamos a mujeres residentes del Barrio Rodrigo Bueno a habitar y apropiarse de un espacio perteneciente a su comunidad, y que muchas de ellas aún no conocían.
La iniciativa conjuga un ciclo de formación y reflexión en temáticas relativas al género y derechos de las mujeres, con el dictado de talleres de cerámica y actuación a cargo de las docentes de la UNA, Mercedes Fidanza (Departamento de Artes Visuales) y Andrea Garrote (Departamento de Artes Dramáticas). La experiencia de los talleres y la formación en género, constituye para muchas de ellas una oportunidad para que emerjan formas de autoreflexión, valoración positiva y disfrute del encuentro con la/las otra/otras, lo que creemos habilita la posibilidad de generar prácticas de autonomía, promover la formación en el conocimiento de los derechos y fomentar para muchas de ellas nuevas modalidades de liderazgo y ejercicio de ciudadanía femenina.
Esta iniciativa se inscribe en un marco conceptual en el que entendemos, por un lado, que la universidad debe ser interpelada y comprometerse con las problemáticas de los territorios en los que está inserta, y por otro, debe redefinir sus horizontes abriendo sus puertas a sujetos que históricamente no accedían a la misma, entendiendo que este tipo de vinculación entre la universidad y el territorio además de habilitar un diálogo de saberes, permite develar el carácter “construido” de las relaciones sociales, poniendo en cuestión la naturalización de las asimetrías y desigualdades existentes en la vida social.
Durante el mes de octubre y noviembre continuaremos con los talleres artísticos y los espacios de formación en derechos de las mujeres en el Museo de la Cárcova.
Esta iniciativa se inscribe en un marco conceptual en el que entendemos, por un lado, que la universidad debe ser interpelada y comprometerse con las problemáticas de los territorios en los que está inserta, y por otro, debe redefinir sus horizontes abriendo sus puertas a sujetos que históricamente no accedían a la misma, entendiendo que este tipo de vinculación entre la universidad y el territorio además de habilitar un diálogo de saberes, permite develar el carácter “construido” de las relaciones sociales, poniendo en cuestión la naturalización de las asimetrías y desigualdades existentes en la vida social.
Durante el mes de octubre y noviembre continuaremos con los talleres artísticos y los espacios de formación en derechos de las mujeres en el Museo de la Cárcova.