El 1° de agosto, Día de la Pachamama, es una oportunidad para agradecer, recordar y reconectar con la tierra como espacio de vida y memoria. Las ofrendas, danzas y ceremonias que distintas comunidades realizan en todo el Abya Yala no son sólo rituales de gratitud: son también gestos de soberanía y afirmación territorial.
Desde la Universidad Nacional de las Artes proponemos pensar esta fecha desde el vínculo entre cuerpo y territorio. Nuestros cuerpos —individuales y colectivos— están hechos de los paisajes que habitamos, de los alimentos que cultivamos, de las lenguas que hablamos, de las músicas que bailamos. Habitar un territorio no es solo ocupar un espacio físico: es crear, cuidar, resistir y celebrar desde ese lugar.
La soberanía territorial no se limita a una reivindicación política o jurídica: también se expresa en lo sensible, en lo simbólico, en las formas de vida que las artes visibilizan y sostienen. Las prácticas culturales son parte vital de esa construcción. Son lenguaje de la tierra, memoria de los pueblos y horizonte de futuro.
En las últimas semanas, los decretos nacionales han reconfigurado y disuelto instituciones clave vinculadas a la agricultura familiar y al desarrollo territorial, como el Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (INAFCI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Estos cambios plantean nuevos desafíos a la trama institucional del territorio, reforzando la urgencia de sostener desde lo comunitario las expresiones culturales, los conocimientos populares y las prácticas artísticas que mantienen vivo el vínculo cuerpo-territorio.
Este 1° de agosto, al honrar a la Pachamama, reafirmamos el compromiso con una universidad pública que reconozca los territorios como espacios de creación y resistencia, donde lo cultural y lo ambiental se entrelazan para defender la vida en todas sus formas.
La soberanía territorial no se limita a una reivindicación política o jurídica: también se expresa en lo sensible, en lo simbólico, en las formas de vida que las artes visibilizan y sostienen. Las prácticas culturales son parte vital de esa construcción. Son lenguaje de la tierra, memoria de los pueblos y horizonte de futuro.
En las últimas semanas, los decretos nacionales han reconfigurado y disuelto instituciones clave vinculadas a la agricultura familiar y al desarrollo territorial, como el Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (INAFCI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Estos cambios plantean nuevos desafíos a la trama institucional del territorio, reforzando la urgencia de sostener desde lo comunitario las expresiones culturales, los conocimientos populares y las prácticas artísticas que mantienen vivo el vínculo cuerpo-territorio.
Este 1° de agosto, al honrar a la Pachamama, reafirmamos el compromiso con una universidad pública que reconozca los territorios como espacios de creación y resistencia, donde lo cultural y lo ambiental se entrelazan para defender la vida en todas sus formas.