La Universidad Nacional de las Artes repudia el ataque de carácter mafioso que sufrió la docente Corina de Bonis, del CEC 801 de Moreno, cuando durante la tarde del jueves 12 de septiembre fue secuestrada, torturada y amenazada de muerte.
Este ataque, que actualiza episodios terribles de nuestra historia y constituye una afrenta a la vida democrática, ocurre en un contexto de políticas de ajuste, violencia institucional, pérdida de derechos y represión a los trabajadores y a los sectores más vulnerables de la sociedad.
¿Cómo olvidar las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, vicedirectora y auxiliar de la Escuela Primaria Nº 49 Nicolás Avellaneda, víctimas de la inacción y de la irresponsabilidad del Gobierno? ¿O el estado de emergencia declarado por muchas universidades debido a la suspensión de obras de infraestructura, la demora en la transferencia de los fondos aprobados por el Congreso y el cierre de programas de mejoramiento institucional, que impide no sólo su desarrollo, sino el adecuado funcionamiento de las tareas de enseñanza, investigación y extensión que deben llevar a cabo?
Un proyecto político que transfiere recursos destinados al desarrollo de la ciencia, la tecnología, la salud y la educación para aumentar el gasto público de las fuerzas de seguridad y la policía sólo puede tener como objetivo la consolidación de un modelo de exclusión y deterioro de los derechos humanos fundamentales.Y la historia confirma una vez más que este modelo económico neoliberal va acompañado del fortalecimiento de las fuerzas represivas y del ejercicio de la violencia institucional y social.
Hoy, la noticia del secuestro de Corina nos conmocionó porque creíamos que ese tipo de violencia ya no formaba parte del horizonte de lo posible. ¿Acaso se la secuestra y se la tortura por ser docente en una escuela pública de Moreno, por impulsar las ollas populares para alimentar a los niños y niñas que necesitan comer para poder aprender? No es un caso aislado, es un terrible suceso en un contexto de escalada acelerada de opresión y violencia. Defendamos la democracia.
¿Cómo olvidar las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, vicedirectora y auxiliar de la Escuela Primaria Nº 49 Nicolás Avellaneda, víctimas de la inacción y de la irresponsabilidad del Gobierno? ¿O el estado de emergencia declarado por muchas universidades debido a la suspensión de obras de infraestructura, la demora en la transferencia de los fondos aprobados por el Congreso y el cierre de programas de mejoramiento institucional, que impide no sólo su desarrollo, sino el adecuado funcionamiento de las tareas de enseñanza, investigación y extensión que deben llevar a cabo?
Un proyecto político que transfiere recursos destinados al desarrollo de la ciencia, la tecnología, la salud y la educación para aumentar el gasto público de las fuerzas de seguridad y la policía sólo puede tener como objetivo la consolidación de un modelo de exclusión y deterioro de los derechos humanos fundamentales.Y la historia confirma una vez más que este modelo económico neoliberal va acompañado del fortalecimiento de las fuerzas represivas y del ejercicio de la violencia institucional y social.
Hoy, la noticia del secuestro de Corina nos conmocionó porque creíamos que ese tipo de violencia ya no formaba parte del horizonte de lo posible. ¿Acaso se la secuestra y se la tortura por ser docente en una escuela pública de Moreno, por impulsar las ollas populares para alimentar a los niños y niñas que necesitan comer para poder aprender? No es un caso aislado, es un terrible suceso en un contexto de escalada acelerada de opresión y violencia. Defendamos la democracia.