“Abuelas de Plaza de Mayo comunica con enorme felicidad la restitución de otro nieto apropiado durante la última dictadura cívico-militar”. Así comenzaba la conferencia de prensa, este lunes 7 de julio, en la voz de Estela de Carlotto.
En el auditorio de la Casa por la Identidad del Espacio Memoria en la ex Esma y bajo un aplauso cerrado, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, anunció que un nuevo nieto, apropiado ilegalmente durante la última dictadura, recuperaba su identidad.
El nieto 140 es hijo de Graciela Romero y Raúl Eugenio Metz. Nació en cautiverio durante abril de 1977 en el Centro Clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca. Su historia pudo comprobarse a partir de los testimonios de compañeros y compañeras de su mamá.
Graciela -embarazada de 5 meses- y Raúl fueron secuestrados el 16 diciembre de 1976 en Cutral-Co, provincia de Neuquén. Allí, estuvieron secuestrados durante varios meses en el centro clandestino “La Escuelita” de Neuquén. Posteriormente fueron trasladados al centro clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca, donde nació el bebé. Por testimonios de sobrevivientes, se supo que en ambos lugares sufrieron tormentos físicos y psíquicos. De Raúl no se sabe nada desde enero de 1977. Graciela tenía 24 años cuando nació su hijo. También continúa desaparecida.
En el anuncio estuvo presente su hermana Adriana, quien tenía un año cuando secuestraron a sus padres. Desde muy corta edad acompañó a sus abuelos y su tía en la búsqueda de su hermano y luego de la muerte de estos, continuó con esa tarea. Durante su intervención afirmó que la búsqueda es colectiva y que es necesario seguir trabajando para encontrar a los nietos y nietas que aún faltan.
“Con la restitución del nieto 140 confirmamos, una vez más, que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos 47 años de lucha, seguirán apareciendo”.
El paso inicial para dar con el nieto 140 fue una llamada anónima. Como en otras ocasiones, esto demuestra el valor que tiene el aporte de la sociedad para que la verdad salga a la luz y personas que vivieron privadas de su verdadera identidad puedan recuperarla. Como dijo Estela: “la búsqueda no puede ser en soledad”.
Durante la conferencia se ratificó la importancia que tienen las herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de trabajadoras y trabajadores de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y el Banco Nacional de Datos Genéticos, que aún en un contexto adverso como el actual, siguen trabajando junto a Abuelas y los organismos de Derechos Humanos para hacer posibles estas restituciones.
“Los nietos y nietas que faltan están entre nosotros, viven en nuestros barrios, trabajan y comparten actividades, transitan nuestras calles, están cerca. Necesitan ser acompañados para animarse a conocer su verdadero origen”, dijo el portavoz de Abuelas.
En 2009 Adriana abrió un blog, donde le contaba a su hermano de su búsqueda y le escribía cartas y notas a ese hermano que esperaba encontrar algún día. Siempre tuvo la certeza de que podría producirse ese reencuentro buscando a todos los nietos y nietas que faltaban. Por eso, se mantuvo cerca de Abuelas en esa tarea. Y hoy, ese día llegó.
Desde la Universidad Nacional de las Artes damos la bienvenida a este nuevo nieto y abrazamos a Adriana y a las Abuelas. Asimismo, seguiremos defendiendo el trabajo incansable de las instituciones que luchan contra la impunidad y el olvido, por la memoria y la verdad.
El nieto 140 es hijo de Graciela Romero y Raúl Eugenio Metz. Nació en cautiverio durante abril de 1977 en el Centro Clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca. Su historia pudo comprobarse a partir de los testimonios de compañeros y compañeras de su mamá.
Graciela -embarazada de 5 meses- y Raúl fueron secuestrados el 16 diciembre de 1976 en Cutral-Co, provincia de Neuquén. Allí, estuvieron secuestrados durante varios meses en el centro clandestino “La Escuelita” de Neuquén. Posteriormente fueron trasladados al centro clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca, donde nació el bebé. Por testimonios de sobrevivientes, se supo que en ambos lugares sufrieron tormentos físicos y psíquicos. De Raúl no se sabe nada desde enero de 1977. Graciela tenía 24 años cuando nació su hijo. También continúa desaparecida.
En el anuncio estuvo presente su hermana Adriana, quien tenía un año cuando secuestraron a sus padres. Desde muy corta edad acompañó a sus abuelos y su tía en la búsqueda de su hermano y luego de la muerte de estos, continuó con esa tarea. Durante su intervención afirmó que la búsqueda es colectiva y que es necesario seguir trabajando para encontrar a los nietos y nietas que aún faltan.
“Con la restitución del nieto 140 confirmamos, una vez más, que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos 47 años de lucha, seguirán apareciendo”.
El paso inicial para dar con el nieto 140 fue una llamada anónima. Como en otras ocasiones, esto demuestra el valor que tiene el aporte de la sociedad para que la verdad salga a la luz y personas que vivieron privadas de su verdadera identidad puedan recuperarla. Como dijo Estela: “la búsqueda no puede ser en soledad”.
Durante la conferencia se ratificó la importancia que tienen las herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de trabajadoras y trabajadores de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad y el Banco Nacional de Datos Genéticos, que aún en un contexto adverso como el actual, siguen trabajando junto a Abuelas y los organismos de Derechos Humanos para hacer posibles estas restituciones.
“Los nietos y nietas que faltan están entre nosotros, viven en nuestros barrios, trabajan y comparten actividades, transitan nuestras calles, están cerca. Necesitan ser acompañados para animarse a conocer su verdadero origen”, dijo el portavoz de Abuelas.
En 2009 Adriana abrió un blog, donde le contaba a su hermano de su búsqueda y le escribía cartas y notas a ese hermano que esperaba encontrar algún día. Siempre tuvo la certeza de que podría producirse ese reencuentro buscando a todos los nietos y nietas que faltaban. Por eso, se mantuvo cerca de Abuelas en esa tarea. Y hoy, ese día llegó.
Desde la Universidad Nacional de las Artes damos la bienvenida a este nuevo nieto y abrazamos a Adriana y a las Abuelas. Asimismo, seguiremos defendiendo el trabajo incansable de las instituciones que luchan contra la impunidad y el olvido, por la memoria y la verdad.