El martes 17 se verá en el auditorio de Formación Docente el documental que pone el foco en el usos de agentes químicos en la producción de alimentos y las consecuencias que tiene en la salud de las personas, tanto de las que los consumen como las que viven en las inmediaciones de las áreas de producción.
En el marco de las actividades desarrolladas por el Grupo de Mediación Educativa y Cultural (MEC) y el lanzamiento del Programa de Gestión Ambiental “Buen Vivir UNA”, la Prosecretaría de Vinculación Comunitaria del Área Transdepartamental de Formación Docente (ATFD-UNA), en conjunto con el INCAA Móvil, proyectarán el martes 17 de septiembre, a las 19 h, en el Auditorio de Formación Docente el documental Viaje a los pueblos fumigados, de Fernando “Pino” Solanas. La moderación de la actividad estará a cargo de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA).
El documental fue presentado por el propio Solanas de esta manera:
“Viaje a los pueblos fumigados narra el drama de la intoxicación que tiene la población argentina. Comemos alimentos vegetales o envasados con una proporción de agrotóxicos y agregados químicos que día a día nos enferma y mata. Nadie dice saberlo o los que lo saben lo callan. Sé muy bien por qué lo digo. Junto al doctor César Lerena, nos hicimos estudios en un laboratorio en Mar del Plata que busca los plaguicidas y agroquímicos en nuestro organismo. Lamento decir que me dieron mal, con gran presencia de glifosato en orina y también, pesticidas en sangre. Y no soy el único. La mayor parte de la población argentina está contaminada por ingerir alimentos con agroquímicos. De esto nadie habla. El modelo agrario argentino es una contradicción peligrosa porque en su búsqueda de mayor rentabilidad, terminó con las pasturas naturales y arrasó con los bosques nativos. La sojización avanza y vienen las consecuencias. Los suelos ya no retienen las aguas. Llueve y llega la inundación. Además, ha generado el desplazamiento de chacareros y poblaciones vulnerables, como los wichis, que están en la portada del film: fueron corridos vilmente de sus tierras ante el avance de la frontera productiva. Este nuevo largometraje es producto de una ardua investigación por siete provincias. Su procesamiento y elaboración me llevó tres años. Recabé el testimonio de ingenieros, productores, chacareros, maestros y directores de escuelas rurales, médicos, profesores universitarios e investigadores del Conicet y, por supuesto, poblaciones víctimas de las fumigaciones".
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Datos de contacto
Prosecretaría de Vinculación Comunitaria y Bienestar Universitario
formaciondocente.vinculacionybienestar@una.edu.ar
El documental fue presentado por el propio Solanas de esta manera:
“Viaje a los pueblos fumigados narra el drama de la intoxicación que tiene la población argentina. Comemos alimentos vegetales o envasados con una proporción de agrotóxicos y agregados químicos que día a día nos enferma y mata. Nadie dice saberlo o los que lo saben lo callan. Sé muy bien por qué lo digo. Junto al doctor César Lerena, nos hicimos estudios en un laboratorio en Mar del Plata que busca los plaguicidas y agroquímicos en nuestro organismo. Lamento decir que me dieron mal, con gran presencia de glifosato en orina y también, pesticidas en sangre. Y no soy el único. La mayor parte de la población argentina está contaminada por ingerir alimentos con agroquímicos. De esto nadie habla. El modelo agrario argentino es una contradicción peligrosa porque en su búsqueda de mayor rentabilidad, terminó con las pasturas naturales y arrasó con los bosques nativos. La sojización avanza y vienen las consecuencias. Los suelos ya no retienen las aguas. Llueve y llega la inundación. Además, ha generado el desplazamiento de chacareros y poblaciones vulnerables, como los wichis, que están en la portada del film: fueron corridos vilmente de sus tierras ante el avance de la frontera productiva. Este nuevo largometraje es producto de una ardua investigación por siete provincias. Su procesamiento y elaboración me llevó tres años. Recabé el testimonio de ingenieros, productores, chacareros, maestros y directores de escuelas rurales, médicos, profesores universitarios e investigadores del Conicet y, por supuesto, poblaciones víctimas de las fumigaciones".
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Prosecretaría de Vinculación Comunitaria y Bienestar Universitario
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